Fue hasta donde yo estaba sentado, cuando llegó me puse de pie, ella me miro fijamente a los ojos y me pregunto:
- ¿tu también estas feliz?
Enseguida me di cuenta que sus ojos estaban igual de rojos que los míos, casi podía sentir como vibraban, no se me ocurrió ninguna respuesta a su pregunta, solo la abrace muy fuerte, tratando de recordar la razón por la que quise ponerme feliz, y vinieron a mi mente muchas imágenes, eran como película que me mostraba muchos momentos de felicidad, los cuales solo así podía revivir, y sentir que nunca habían terminado, de repente recordé que en mis brazos estaba alguien que también buscaba tener en su mente esos recuerdos, deje que mis brazos se soltaran le agarre su mano y conteste:
- cuanto hemos crecido.
ella me sonrió y comprendió todo lo que le quería decir, y aunque solo nos dijimos unas cuantas palabras, el equivalente de lo que nos dijimos con nuestros sentimientos, pensamientos y gestos fue el de hablar por mas de una hora seguida, me soltó las mano y se fue, y yo me volví a sentar pero ahora estando mas consciente de mi felicidad.
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